NUESTRO FUNDADOR

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Su niñez y juventud

José Kentenich nace el 16 de noviembre de 1885 en Gymnich, Alemania. A los 8 años de edad, su madre ya no puede hacerse cargo de él y por eso se ve obligada a dejarlo en un orfanato. El día de la despedida, su madre lo consagra a la Santísima Virgen, confiándole su cuidado y educación.

El Padre y Fundador toma muy en serio esta consagración y desde aquel momento, Ella es para él Madre y Educadora. Es Ella quien lo acompaña en sus años de preparación al sacerdocio, tiempo marcado por fuertes luchas interiores. El 8 de julio de 1910, en Limburgo, es ordenado sacerdote en la comunidad de los Padres Pallotinos.

En 1912, en medio de una crisis de autoridad que estaba atravesando el seminario, lo nombran director espiritual de los estudiantes en Vallendar, Schoenstatt. Su talento pedagógico y su clara visión de la voluntad de Dios para el alma juvenil llevan a los jóvenes no solo a superar la crisis, sino a aspirar a la santidad.

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La fundación

A raíz de diversos sucesos que él interpreta como señales de Dios, el Padre Kentenich propone a sus estudiantes sellar una Alianza de Amor con María, a través de la cual se comprometen a esforzarse diariamente por una vida auténticamente cristiana. A cambio, María se sentiría llamada a establecerse en la pequeña capilla de San Miguel en Schoenstatt (el Santuario) haciendo de ese lugar, un lugar de gracias desde donde Ella obraría milagros de transformación en sus almas. La Alianza de Amor se sella el 18 de octubre de 1914, día que es considerado como la fundación de Schoenstatt.

Al desatarse la primera guerra mundial, los estudiantes deben partir al frente de batalla. Allí se propaga el espíritu de la Alianza de Amor y al concluir la guerra se organiza el Movimiento Apostólico de Schoenstatt integrando a miembros que no pertenecen al seminario Pallotino.

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Prisionero de los nazis

Entre los años 1920 y 1940, el Padre Kentenich es el Director de un movimiento eclesial que va creciendo y propagándose en otros países y continentes. En la década del 30, el Movimiento de Schoenstatt, que crece en torno al P. Kentenich, llama la atención del régimen nazi, al cual él se opone tenazmente desde su comienzo. A causa de la influencia religiosa que ejerce en innumerables personas, es tomado prisionero en septiembre de 1941 y llevado al campo de concentración de Dachau en 1942. Este tiempo de prisión lo vive de manera heroica y el 6 de abril del 1945 es liberado. Él considera su regreso a Schoenstatt el 20 de mayo de ese mismo año como una victoria de la Madre de Dios.

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El exilio

En el tiempo posterior a su regreso de Dachau, continúa desarrollando su pensamiento tocando los más variados temas. Su visión orgánica de la persona le permite integrar en su espiritualidad todas las dimensiones de la vida humana. Lleva a la práctica métodos pedagógicos muy modernos para su época, los cuales son cuestionados por la Iglesia, por contrastar decididamente con las formas de la Iglesia pre Conciliar. Por este motivo, en 1951 recibe de Roma la orden de apartarse de la Obra que él había fundado y de abandonar Schoenstatt. Su exilio en Milwaukee (Estados Unidos) se extiende a 14 años. Durante ese tiempo, manifiesta una actitud de total obediencia a las decisiones eclesiásticas y vive su exilio con humildad y paciencia, confiando en que la Sma. Virgen se glorificará.

La dura prueba del Fundador y de la fundación termina recién el 22 de octubre de 1965, cuando el Padre Kentenich es rehabilitado. El Papa Pablo VI le otorga a Schoenstatt su bendición apostólica y el Padre le promete que Schoenstatt ayudará a la Iglesia en el cumplimiento de su tarea posconciliar. En la Nochebuena de 1965, el Padre Kentenich regresa a Schoenstatt.

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Padre y Fundador

En los años siguientes, el Padre Kentenich se pone a disposición de sus comunidades a través de conversaciones personales, cartas, reuniones, conferencias. Toda su personalidad, acrisolada por las pruebas que ha tenido que vivir a lo largo de su vida, irradia con luminosidad el mensaje que él ha predicado desde el principio: en Alianza de Amor con María, la formación de un hombre nuevo y de una comunidad nueva. Él es para todos un reflejo del amor misericordioso de Dios Padre que siempre está dispuesto a acoger al hijo que regresa al hogar.

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El regreso a la casa de Dios

El 15 de septiembre de 1968, a los 83 años de edad, el Padre Kentenich es llamado por Dios al Schoenstatt eterno. Después de celebrar la primera Santa Misa en la Iglesia de la Santísima Trinidad en el Monte Schoenstatt, fallece en la Sacristía, donde posteriormente es también es sepultado.

Su proceso de canonización se abre en 1975 en la diócesis de Tréveris y aún espera llegar a Roma.

Entretanto, la tumba del Fundador se ha convertido en lugar de encuentro con el Padre para muchas personas de todo el mundo que acuden hasta allí para pedir su intercesión ante Dios por sus intenciones, le agradecen la ayuda experimentada y se encomiendan a él. Ante todo, muchos lo siguen eligiendo como padre y educador, ya que esa fue la misión de su vida, la cual continúa cumpliendo hoy desde la eternidad en su “nueva presencia” espiritual.